Tantos
muslos como personas coman y 1 más
Machacado
de ajo y sal
Bolsas
de horno (generalmente 1 para cada 2 muslos)
Modo de
hacer
Se
limpian los muslos y se queman si vienen con algo de plumas.
Se
adoban con el ajo y sal (previamente machacado en el almirez o mortero) y se meten en bolsas de horno transparentes a asar en
el horno, precalentado a 200 grados. Se dejan unos 40/45 minutos y entonces se
sacan los muslos de las bolsas, recortando antes una esquina de cada bolsa y
sacando el jugo del pollo que se reserva en cuencos para ponerlo luego como salsa. Se
vuelven a meter los muslos unos minutos a fuerza máxima del horno 250 grados o modo gratén/grill para
que queden doraditos y se churrisque la piel. Se sacan y se sirven con la salsa/jugo a parte y si se
quiere con una guarnición de patatas fritas, ensalada, pimientos del Bierzo, purés de patata con mantequilla, o manzana o castaña (en día de fiesta).
Historia
en la familia
Cocinar
al horno tiene ventajas porque la comida es sana y no se ocupan fuegos, y
mientras la comida se cocina se pueden hacer más cosas. Por eso este plato ha
sido muy socorrido para preparar por Mary en domingos en los
que hemos sido muchos a comer (a veces y bastante habitualmente 13 ó 14 personas contando 8 de familia, Leonor, alguna nuera o yerno más, las 3 nietas de Mary e Isidoro, Natalia, Laura y Eva y Tía Adela, la hermana de Isidoro). Al descubrir Mary las bolsas de asar,
le pareció que además era un sistema de asar muy sano, ya que los muslos se
hacen sin nada de aceite y el jugo se conserva y usa luego, aprovechándose todo
y no manchándose casi el horno. Al principio se ponían otras piezas de pollo al
horno, pero al final los muslos es lo que gustaba más a todo el mundo. Este
plato, con una guarnición un poco más de fiesta (puré de manzana, o de
castañas, patatas fritas en forma de bolas, puré de patatas de mantequilla…etc)
se ha usado también en días de fiesta (cumpleaños, días de la Madre o del
Padre, e incluso alguna noche de Reyes).